Las alineaciones del Real Madrid acostumbran a ser constelaciones plagadas de talento ofensivo. Un talento que suele estar muy presente en la medular, que en las últimas décadas ha acogido a futbolistas geniales como Laudrup, Seedorf, Guti, Figo, Zidane, Beckham, Kaká, Özil, Modric, Isco, James Rodríguez o Kroos, entre otros.

Pero todo barco necesita un ancla que le dé estabilidad. En este aspecto, cuatro futbolistas han destacado en las últimas tres décadas en el Real Madrid por ser el eje perfecto de escuadras fantásticas que, sin duda, necesitaban que alguien les dotara del tan preciado equilibrio que construye equipos campeones.

Fernando Redondo

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Fernando Redondo llegó al Real Madrid en 1994 proveniente del Tenerife. El centrocampista argentino se hizo rápidamente con un puesto fijo en la medular del conjunto blanco, por detrás de grandes peloteros como Luis Enrique, Amavisca, Laudrup, Raúl o Zamorano. Más adelante también compartiría el centro del campo con otros jugadores muy importantes como Seedorf, McManaman o Guti.

Redondo era un mediocentro con un trato de balón exquisito. Aunque contaba con un gran físico que le permitía imponerse en los duelos individuales, no era un centrocampista de corte defensivo. Más bien era un organizador que siempre encontraba la mejor manera de hacer progresar al equipo, casi siempre con pases verticales que batían la línea de presión del rival.

Durante la etapa de Valdano, el Madrid solía jugar con dos puntas (Raúl y Zamorano) y una línea de tres enganches que solían formar Laudrup, Luis Enrique y Amavisca. Por detrás de ellos, Fernando Redondo ejercía casi siempre de nexo entre la defensa y el ataque, siendo un jugador que, además, tenía un criterio y una capacidad para retener el balón impresionantes. Si sus compañeros no le ofrecían una línea de pase clara, Redondo no tenía ningún problema en proteger la pelota y retrasar la posesión o forzar una falta. Además siempre ejercía de contrapeso conservando la posición cuando Sanchís salía conduciendo desde detrás.

En total, Fernando Redondo disputó 228 partidos con el Real Madrid entre los años 1994 y 2000, marcando 6 goles y dejando recuerdos tan memorables como su famoso taconazo en Old Trafford. En su palmarés blanco, dos Ligas, dos Champions League, una Supercopa de España y una Copa Intercontinental. Un mediocentro brillante.

Claude Makélélé

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Cuando Redondo partió de la Casa Blanca rumbo al AC Milan, el Real Madrid encontró su sustituto, curiosamente, en un futbolista de un perfil totalmente opuesto. Con los cerca de 17 millones de euros que dejó Redondo en las arcas, Florentino Pérez «pescó» a Claude Makélélé.

El centrocampista francés llegó procedente del Celta de Vigo en el verano del año 2000 por 14 millones de euros. No fue la incorporación más mediática de aquella ventana de traspasos, ya que Figo se había convertido en el fichaje más caro del fútbol y en promesa electoral cumplida de Florentino Pérez en ese mismo período. No obstante, sí que fue uno de los futbolistas más importantes de su etapa madridista, ya que fue el escudero de los Galácticos entre el 2000 y el 2003.

Igual que Redondo, Makélélé acostumbraba a jugar como único mediocentro por detrás de una línea de tres mediapuntas y dos delanteros. En sus primeras temporadas, con Vicente del Bosque, el francés guardaba la espalda de Figo, Guti, McManaman y Zidane con un rol defensivo y muy físico que se basaba en destruir más que en construir. A pesar de sus escasos 170 centímetros, Makélélé era una roca, un futbolista muy duro en el choque que además sabía ir al corte a la perfección. Un cortafuegos en toda regla que apenas se prodigaba en ataque y tampoco participaba en exceso en la fase de creación. En este sentido, el Real Madrid acostumbraba a progresar gracias a sus volantes, que venían a recibir, por lo que la tarea de Claude era mantener la posición, fijar rivales y seguir la jugada atento a posibles pérdidas para cortar el contraataque del equipo contrario.

Makélélé disputó 145 partidos con el Real Madrid y anotó dos goles. Pese a que formaba parte de la plantilla en el momento de ganar la Supercopa de España 2003, no llegó a disputar un minuto esa temporada, ya que se marchó rumbo al Chelsea de Claudio Ranieri. En su palmarés, dos Ligas, una Champions League, una Supercopa de España, una Supercopa de Europa y una Copa Intercontinental. Una trayectoria productiva para el muro que permitía a las estrellas brillar.

Xabi Alonso

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La marcha de Makélélé dejó el mediocentro del Real Madrid huérfano de un futbolista verdaderamente dominante en esta posición durante muchos años. Tras el paso de jugadores como Pablo García, Gravesen, Emerson y Mahamadou y Lass Diarra entre otros, Floretino Pérez ficho en el verano de 2009 un futbolista que sí estaba preparado para asumir ese rol: Xabi Alonso.

El tolosarra jugó la mayoría de sus partidos como parte del doble pivote del 4-2-3-1 de José Mourinho, pero también dejó grandes actuaciones como mediocentro bajo las órdenes de Manuel Pellegrini y Carlo Ancelotti. Alonso fue un centrocampista de un gran rigor táctico, impecable en el pase corto y excelso en el desplazamiento en largo, una de sus mayores espcecialidades. Durante varias temporadas estuvo en la base de la jugada, sacando la pelota y dirigiendo las operaciones del conjunto blanco desde atrás. Su inteligencia táctica le permitió ejercer a menudo de extensión del entrenador sobre el campo, es decir, ser el cerebro de uno de los mejores equipos de la historia del Real Madrid.

Pese a que no alcanzaría la gloria hasta su última temporada como blanco, cuando levantó la Champions League con Carlo Ancelotti, Xabi Alonso desplegó su mejor fútbol con José Mourinho. Formó junto a Sami Khedira un centro del campo físico, sólido y seguro sobre el que asentar la base de un equipo reactivo y frenético, que no dudaba a la hora de lanzar a sus jugadores a la caza de espacios es cuanto se veía con la oportunidad. Esta filosofía incluía, por supuesto, a los Cristiano Ronaldo, Di María, Özil, Benzema e Higuaín, pero también a Khedira, quien a menudo se incorporaba al ataque actuando como volante. El que nunca perdía su posición era Xabi Alonso, listo para equilibrar y dar sentido a un equipo que vivía de las transiciones.

En total, Alonso disputó 236 partidos con la camiseta del Real Madrid entre 2009 y 2014, anotando seis goles. Después de ganar una Liga, dos Copas del Rey, una Champions League y una Supercopa de España, se marchó al Bayern de Múnich de Pep Guardiola, donde dio sus últimas lecciones de fútbol. Un centrocampista excelso con un golpeo de balón reservado solo para unos pocos elegidos.

Casemiro

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El gran actor secundario de las tres Champions consecutivas. Casemiro llegó en el mercado invernal de 2013 procedente del Sao Paulo en calidad de cedido. Tras media temporada en el Castilla, el Real Madrid hizo efectiva la opción de compra de 6 millones de euros que tenía sobre el brasileño. Durante la siguiente temporada, la 2013/2014, Casemiro disputaría solamente 12 partidos, uno de ellos como titular, y aunque le valió para ganar la Champions League, la verdadera leyenda estaba aun por escribirse.

Después de un año de cesión de lo más productivo en Oporto, Casemiro regresó al Real Madrid en la temporada 2015/2016. Tras la marcha de Xabi Alonso, Toni Kroos asumió el rol de mediocentro en el segundo año de Ancelotti, pero la apuesta no terminó de salir. Ya con Rafa Benítez, y posteriormente con Zinedine Zidane, Casemiro fue quedándose con el puesto y adelantó la posición de Kroos, que se asentó en el interior izquierdo, dando pie al centro del campo más prolífico de la historia del Real Madrid: el formado por Casemiro, Modric y Kroos.

Las características de Casemiro son las de un pivote defensivo clásico, pero con los atributos que exige el fútbol contemporáneo. El brasileño es brillante en la destrucción de juego, cuenta con un físico imponente y es un especialista en la cobertura y el corte, pero a la vez sabe incorporarse al ataque y tiene una capacidad de llegada fantástica para un jugador de su naturaleza. Así lo demuestran los 22 goles que lleva anotados en su carrera con el Real Madrid, una cifra muy superior a la de cualquiera de sus predecesores.

Casemiro no es tan brillante en la distribución como Redondo ni tiene el rigor táctico de Xabi Alonso, pero es muy capaz de participar en la fase de elaboración del equipo y de desaparecer cuando la jugada requiere que Kroos sea quien construya. Se trata de una versión moderna de Claude Makélélé, con unas aptitudes defensivas extraordinarias y a la vez con una capacidad técnica suficiente para aportar en las cuatro fases del juego. Bajo las órdenes de Zinedine Zidane se ha convertido en uno de los mejores mediocentros del mundo y sigue monopolizando el puesto hasta el punto de que es el único jugador que no tiene recambio natural en la plantilla blanca. En su palmarés en el Real Madrid cuenta, de momento, con una Liga, una Copa del Rey, dos Supercopas de España, cuatro Champions League, tres Mundiales de Clubes y dos Supercopas de Europa. 

Las estrellas no pueden brillar si sus equipos no giran sobre un eje. Redondo, Makélélé, Xabi Alonso y Casemiro han sido capaces de aportar rigor y equilibrio a sus equipos de forma brillante, algunos con balón y otros sin él. Esto los ha llevado a ocupar una posición de privilegio en la memoria colectiva del mundo del fútbol y del Real Madrid especialmente, un privilegio que no está al alcance de todos.

Rubén Pinedo – @PinedoRodriguez

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